Del 26 de octubre al 23 de Enero del 2000

 

En el verano de 1909 Max Pechstein (1881-1955) viajó por primera vez a Nidden, una pequeña aldea de pescadores situada en el extremo oriental del mar Báltico en lo que entonces era la Prusia Oriental. Al apartarse de la agitada vida de la ciudad viajando a un lugar lejano, Pechstein buscaba un mayor contacto con la naturaleza y poder dedicarse - según sus propias palabras - "a crear con toda libertad". Durante este periodo estival, de gran productividad, el artista logró consolidar y madurar su estilo pictórico personal. Este nuevo lenguaje se manifestó gracias a la combinación de la sensación de libertad que le producía este alejado paraje y los nuevos horizontes que le habían abierto tanto el grupo expresionista de Die Brücke como con los fauves franceses, durante su estancia París en 1908.

En Nidden, pintó principalmente paisajes de los alrededores de la albufera, separada del mar por la estrecha franja de tierra de la Kurische Nerhung, pero también sus barcos con sus altos mástiles y sus velas, sus dunas, sus bosques de pinos, sus sencillos habitantes y sus típicas casas de madera, representados en las obras reunidas en esta exposición. En estos cuadros, pintados con una gran espontaneidad, intentando captar lo esencial, el color adquiere una gran autonomía y un valor fundamental dentro de la composición. A través de los contrastes entre colores complementarios, el artista logra efectos cromáticos muy luminosos.

Pechstein logra trasmitirnos, a través de estos óleos y dibujos, los momentos más memorables que allí vivió y la sensación de plenitud y de sintonización con la naturaleza que - como confesaba en sus Memorias - allí experimentó: "Por primera vez me enfrenté a la naturaleza, a las imponentes dunas, a la propia albufera y de este modo me contagie también del incesante y embriagador ritmo del mar."