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El cubo abierto

“He intentado hacer como si estuviese situado en el centro del cubo y el lienzo, en lugar de ser una ventana delante de mí, era una de las seis caras del cubo”, escribía Matta en 1965 en referencia a su concepto de “cubo abierto”. Tras tres décadas durante las que el artista intentó representar las múltiples dimensiones sobre la superficie bidimensional del lienzo, sus investigaciones rebasaron la tela para avanzar hacia el espectador. L'Honni aveuglant representa la última consecuencia de una evolución con la que el artista intentó conseguir un nuevo espacio artístico.

El “cubo abierto” es para Matta la obra de arte total, que rodea al espectador y lo convierte en el protagonista de la misma. La posibilidad de extender su idea a todo el campo de visión de un hipotético espectador provoca que realidad interior y exterior se fusionen más intensamente que nunca. El espacio meramente físico es sustituido por un espacio de los sentidos y la perspectiva por la prospectiva. Matta explicaba en qué consistía su forma de representar la realidad en una entrevista en 1959:

“Os pongo un ejemplo: si observamos cuatro personas alrededor de una manzana; lo que vemos, lo vemos en perspectiva. Pero si además conocemos la relación que hay entre las cuatro personas y la manzana, vemos en prospectiva. Uno está enfermo, otro tiene hambre, el tercero es un niño...¡Eso lo cambia todo!”.

Al tener en cuenta no sólo la apariencia externa de las cosas, sino también sus infinitos impulsos interiores, Matta descubría el complejo universo que se oculta tras las apariencias. Se consideraba a sí mismo un visionario, cuya función en la sociedad era hacer ver a otros lo que no pueden apreciar por sí mismos. Mediante la inmersión en el “cubo abierto” y la pérdida de las perspectivas convencionales, el espectador despertaría su conciencia adormilada y de esta forma se podría cambiar el mundo.