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Finalmente la exposición reúne un conjunto de esculturas, pinturas y grabados que se distinguen por practicar decididamente la denuncia de guerra. Son trabajos de  autores de muy diversa procedencia: W. Lehmbruck, G. Rouault, F. Vallotton, P. Nash, O. Friesz y C. Permeke, entre otros. En buena parte se trata de obras realizadas en condiciones de exilio efectivo o de exilio interior y todas ellas tienen una fuerte impronta crítica. El capítulo hace propio el título del célebre álbum de grabados antibelicistas de Félix Vallotton, de quien se presentan dos de sus cuadros más importantes. A consecuencia de la guerra “todos los actos humanos en todos los órdenes han sido alterados”, diría Vallotton en 1917. El grupo de obras maestras que se recogen en este capítulo final derivan de la mirada ascética y compasiva de sus autores sobre esa humanidad alterada y derrotada por la contienda. Establece el punto final de un recorrido por la creatividad de la vanguardia artística aliada con la guerra, que conoció la tragedia de su propio destino y se vio profundamente transformada por los acontecimientos.