Durante un tiempo el pintor sigue una rutina rígida. Por las mañanas pinta en el estudio con la modelo posando en un estrado revestido de telas musulmanas; por las tardes dibuja reproducciones de estatuas de Miguel Ángel en la academia local. Dos paradigmas: la bidimensionalidad sofocante de los fondos combate con el volumen y el peso de las figuras, su corporeidad.