El desnudo se establece finalmente en el centro de la atención del pintor. Es el espejo que le ayuda a ahondar en los valores de la forma pictórica. Matisse lo estudia sistemáticamente, alternando la pintura con el dibujo y la escultura. Finalmente el logro más claro de la “pintura de intimidad” será una estatua inspirada en los desnudos realizados por Miguel Ángel para la Capilla Medici de Florencia, Gran desnudo sentado (1922-29).
El registro cambia súbitamente en 1930; de la intimidad de los interiores domésticos, Matisse salta a la pintura decorativa y con ella al desnudo heroico. El periodo 1930-33 es un paréntesis dominado por una fuerte tensión entre dos polos contrapuestos: la forma estática, monumental, cristaliza escultóricamente en Desnudo de espaldas IV (1930); la forma en movimiento, luminosa, pictóricamente en La Danza (1930-33) de la Fundación Barnes.
Henri Matisse
Dos odaliscas, una desvestida, con fondo ornamental y damero, 1928
(Deux Odalisques (dont l’une dévetue, fond ornemental et damier))
Óleo sobre lienzo 54 x 65 cm
Moderna Museet, Estocolmo