Volver a la home
A mediados de los años cincuenta Miró se estableció de manera definitiva en Palma de Mallorca, donde Josep Lluís Sert (que vivía ahora en Boston y dirigía la escuela de arquitectura de Harvard) había diseñado un taller para él. Durante esta larga etapa última de su vida su producción se hace más abundante, los acentos terrestres de su poética se refuerzan y, al mismo tiempo, se orientan hacia experiencias de carácter universal, como las manifestaciones cíclicas del tiempo o el misterio de la vida y de la muerte. Dominado por ese estado de ánimo, las obras que realiza entonces, al tiempo que apelan a los más diversos materiales y técnicas —bronce, granito, cerámica, lienzo o tapiz—, nos hablan fundamentalmente de destrucción. Una destrucción que se materializa en una especie de lucha cuerpo a cuerpo del artista con su obra, pero que, como en el mundo agrícola que es su paradigma, no supone nunca aniquilación, sino que es condición necesaria para la renovación de la vida.
Cabeza











Lienzo quemado
Joan Miró
Lienzo quemado 3, 4-31 de diciembre de 1973
(Toile brûlée 3)
Pintura acrílica sobre lienzo quemado. 195 x 130 cm
Colección privada
Joan Miró
Mujeres, pájaros, 2 de agosto de 1973
(Femmes, oiseaux)
Pintura acrílica sobre lona. 302 x 257 cm
Fundació Joan Miró. Barcelona
Joan Miró–Josep Llorens Artigas
Cabeza, 1980 (?)
(Tête)
Terracota. 14 x 12,5 x 7,5 cm
Museu de Cerámica, Barcelona
Joan Miró
Personaje, después de 1973
(Personnage)
Madera, óleo, cuerda, hilo de lana, fieltro y clavos
146 x 55 x 30 cm
Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca.
Donación del artista, 1981
Personaje
Mujeres, pájaros